jueves, 11 de julio de 2013

Odio y desprecio


Para empezar, había que convertir España en una entelequia extrañísima llamada Estado español. Para los nacionalistas, Francia podía seguir llamándose Francia e Inglaterra, Inglaterra, pero España se había convertido en el Estado español, término que para los españoles en general no es más que una figura jurídica: en ese sentido, TV3 es la única televisión del mundo en cuyos partes meteorológicos llueve sobre una figura jurídica. La idea subyacente es de lo más obvia: España no es un país, solo un estado. Países, lo que se dice países, solo hay uno: Cataluña. España es una invención de los castellanos, secundada por los andaluces, a quienes, como muy bien sabe Duran i Lleida, mientras se les permita tocar la guitarra, hacer la siesta y pasarse el día en el bar, todo les parece bien. Lógicamente, la manera nacionalista de tratar a ese país imaginario se basa en el odio y el desprecio.


El manicomio catalán, RAMÓN DE ESPAÑA

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