martes, 29 de noviembre de 2016

Es catalanista quien quiere ser catalanista

Cuando se cimentaba el catalanismo, el gran aparejador Jordi Pujol, patentó frases que pasaron a la historia como: "Es catalán todo aquel que vive, trabaja y paga impuestos en Cataluña". Daba a entender que para ser catalán sólo era necesario querer serlo pero, eso sí, usando el gentilicio como eufemismo. 

Lo que en realidad quería decir y omitía por estrategia en los albores del nacionalismo, era que había que ser "catalanista" porque en realidad ser catalán es tan obvio que nunca ha necesitado mayor explicación. 

Imaginaciones que suponían grandes dosis de imaginación. Ortodoxias que convergían en un apelotonamiento único destinado a justificar todas las limitaciones históricas y actuales por la vía de un rearme moral cargado de trampas e intereses.
Los cantos a la libertad y el nacionalismo eran formas de autoengaño para vestir el santo con epopeyas de andar por casa. Pero obscenas cantidades de dinero, para muchos derrochadas para el poder, invertidas, lograron su objetivo. Normalizar es cambiar, es forzar, es hacer creer que lo que hay es lo que hay.

Ni cuando Franco llenaba las calles de Barcelona Cataluña era franquista, ni por arte de birlibirloque cuando se llenan de esteladas se convierte en independentista. Cataluña como el resto del mundo, sólo quiere que el mañana sea mejor que el hoy. Así de simple. Los catalanes únicamente quieren vivir mejor, sólo buscan la prosperidad y si es siendo solidarios con otros territorios pues miel sobre hojuelas.

Los políticos no son sólo eso pero también son administradores de nuestro dinero. Obviemos a los creadores de fábulas y votemos a los que priorizan en el interés real de los ciudadanos.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Eterna recurrencia

Eterna recurrencia

Miguel del Amo
El concepto "eterna recurrencia" es conocido como "palingenesia", pero no creo adecuado ponerme innecesariamente exquisito en este texto y omitiré el "palabro". Se entiende como "eterna recurrencia" a un acto que se repite una y otra vez con lo que se asegura la continuidad de los seres. Se puede relacionar con la idea de reencarnación pero omitiré esta parte, más que nada porque no creo en ella. Prefiero hablar de los ciclos que se repiten inexorablemente, una y otra vez. Como decía mi profesor de historia medieval, José Enrique Ruiz-Domènec, a lo largo de la historia se repiten los mismos problemas y lo hacen siguiendo una parábola. El problema en cuestión va subiendo hasta que se estabiliza y vuelve a bajar, es decir se crea y desaparece pero, con el tiempo vuelve a aparecer. Sólo los problemas que se solucionan no vuelven a aparecer. Así de sencillo de decir y, por lo visto, tan difícil de llevar a cabo.

Mariano Rajoy seguirá siendo presidente de España y muchos aplauden su "tancredismo". España da por buena su inacción como razón de que perdure en el poder, pero no caigamos en lo fácil. Si queremos gobernantes que vayan trampeando en el día a día, gobernantes que vivan en el cortoplacismo, pues aplaudamos. Pero debemos tener más altura de miras y no conformarnos. Debemos exigir, esa es la cuestión. Exigir. Votemos a estadistas, aunque defiendan mensajes incómodos pero que planteen asuntos de calado para las próximas generaciones. El país que no se centra en solucionar los problemas está condenado a un dejavú tan repetitivo como fatídico. La "eterna recurrencia de los mediocres que son alabados por sus hijos e ignorados por sus nietos".


https://www.asociacionenpositivo.org/articulos/eterna-recurencia/