miércoles, 30 de noviembre de 2011

L´Hospitalet "mon amour"

La opinión de Álex Salmon en El Mundo.


No sabe la alcaldesa de L´Hospitalet, Núria Marín, lo que agradecí su llamada de ayer para avanzarme la información que iba a anunciar por la tarde sobre Ràdio L´Hospitalet y TV L´Hospitalet. No quería cerrarlas pero los casi 2´8 millones que cuestan las hacen inviables. Puede que sea fácil defender lo incorrecto y peligroso que es cerrar un medio de comunicación. Hace unos años un titular que apuntara en esta linea a un medio público era la antesala de una lapidación en la plaza también pública. Sin embargo, los tiempos en los que nos movemos hacen que una decisión así sea entendida por la mayoría de ciudadanos que prefieren una planta de hospital abierta que una susurrante voz radiofónica. Entendiendo que la tele es muy cara, no quiero aceptar que L´Hospitalet esté a punto de cerrar su radio. Y no es una cuestión sólo sentimental, que también (fui uno sus fundadores en 1982 junto a Enric Conde, Ramon Escardó, Mari Carmen Juan, Francesc Casbas y Enric Villalta entre otros), sino un tema de información local y existencia de ciudad. L´H era impersonal cuando empezamos y trabajamos para que dejara de sentirse un apéndice de Barcelona. Y lo dice uno de l´Eixample. Es cierto que no han sabido reinventar aquella radio que nos iventamos (la primera tertulia, información de tráfico, radio en bloques informativos -flash-, corresponsales de barrio), pero, como dice Ramón Luque, cerrándola será imposible.

Chantaje y violencia


ETA había creado sin duda alguna un modelo integrado por el circuito qe durante muchos años ha parecido lleno de nacionalismos totalitarios que alientan o anidan en España. La impresión de que una reivindicación nacionalista sólo puede tomarse en serio si llega respaldada por el chantaje y la violencia está ampliamente extendida.


Movimientos cívicos, CARLOS MARTÍNEZ GORRIARÁN

lunes, 28 de noviembre de 2011

Mi lengua es mi nación


Jesús Royo en La Voz Libre.


La semana pasada decía que, pese a ser la lengua un instrumento, un medio, un artefacto para comunicarnos los humanos, lo consideramos algo íntimo y definitorio de la persona: “yo soy mi lengua”. Pero eso es un espejismo, propiciado por el tipo y el momento del aprendizaje de la lengua materna: en la edad más tierna, cuando se están imprimiendo los circuitos cerebrales primordiales, y en un ambiente altamente emotivo, el regazo materno. Podemos decir que esa identificación entre persona y lengua es un refuerzo especial para el duro aprendizaje de la lengua, que nos asegura la posesión de nuestra destreza básica: hablar. Hablar es nuestra arma más poderosa en la vida, lo que nos asegura la subsistencia y el éxito como especie. No es extraño que la especie colabore en ello, colocando ese aprendizaje en el santasantórum de la persona.

Pero si yo soy mi lengua, el paso siguiente está cantado: “los que hablan mi lengua son los míos”. Ahí está representado el valor “nacional” de la lengua. La lengua puede ser usada con éxito como marca de solidaridad (con los míos) y de enfrentamiento (contra los otros). De hecho, el uso medieval y clásico de la palabra “nación” hacía referencia más que nada a la lengua materna. Se solía decir “catalán de nación” como “toscano de nación”, aludiendo a su lengua. Lo normal era distinguir la condición política de la lingüística: “español, catalán de nación” o “español de nación catalana”. Luego, cuando se constituyen las naciones de ciudadanos, o sea hace un par de siglos, la lengua tiene un uso principal como pegamento social para su cohesión interna. Las naciones con minorías lingüísticas -o sea, la mayoría- buscan la homogeneidad a través de la declaración de una de ellas como “lengua nacional”: el francés, el castellano, el toscano, el inglés, el turco. Lo cual implica la marginación de las lenguas particulares: occitano, bretón, catalán, vasco, sardo, siciliano, gaélico, kurdo.

Y al revés, las comunidades lingüísticas dentro de un estado aspiran a constituirse en estados separados, con la lengua como argumento principal de la nacionalidad: es el caso de Irlanda, que se separó del Reino Unido en 1922, o Noruega, separada de Suecia en 1905. Irlanda, que hizo de la lengua propia bandera para al independencia, la declaró lengua oficial y primera, junto con el inglés, también oficial, pero segunda. Ochenta años más tarde el gaélico no ha hecho más que perder posiciones, y hoy es lengua materna de apenas veinte mil ciudadanos, pese al gran apoyo que recibe. Noruega adoptó como lengua oficial el “noruego”, una variante del danés y el sueco: las tres lenguas son diferentes solo a efectos políticos, porque en la práctica los ciudadanos de los tres estados se entienden perfectamente hablando cada uno su lengua. Las empresas escandinavas, como la SAS, tienen así la excusa perfecta para adoptar el inglés como lengua “de trabajo”.

Cataluña, Euskadi y Galicia han pretendido seguir esa estela, sin éxito hasta ahora. Sin éxito en cuanto a la constitución de un estado independiente, pero con un éxito considerable en cuanto a la movilización social y logros parciales en las respectivas comunidades autónomas: en ellas la “fe nacionalista” viene a ser como una “ciudadanía añadida”, un DNI virtual, o peor, un visado extendido por una mafia que abre puertas y concede o retira oportunidades. En mi opinión, el nacionalismo lingüístico de nuestras “naciones sin estado” ya es cosa del pasado, un anacronismo que sobrevive por el impulso que recibió del Franco: al hundirse el franquismo, dio aval y argumentos a las causas que persiguió. Nos olvidamos de que el franquismo fue el “bando nacional”. Y que la “unidad de los hombres y las tierras de España” es exactamente lo mismo que la “cohesión social” que reclama el nacionalismo catalán, sobre todo el de izquierdas. Si Franco persiguió el catalán apelando a la “unidad”, hoy se persigue al castellano en nombre de la “cohesió”. Y habría que preguntarse cuál de las dos persecuciones es más dura. Yo lo tengo claro.

Dos razones para irse al carajo

La opinión de Félix de Azúa en su blog.



Tengo para mí que algún millón de votos se les fue a los socialistas en las últimas elecciones por lo confuso de su actual ideología, si es que alguna les queda. Así por ejemplo, si uno votaba por Rubalcaba votaba a un partido que en Cataluña impide que los españoles estudien en castellano y que considera que los andaluces les estafan. Simultáneamente votaba un partido que en Andalucía reparte subvenciones a porrillo para mantener una red clientelar improductiva de la que se benefician militantes socialistas. El mismo partido cuyo presidente en la región vasca es un simpatizante de quienes creen que el asesinato político es algo que debemos comprender por razones de estado.

El caos que se introdujo en el PSOE a partir del giro derechista hacia el nacionalismo les ha hecho perder el voto de incontables españoles, lo que incluye a andaluces, catalanes y vascos, que también les han dado la espalda. Todo un negocio.

No por eso parecen haber entendido nada los actuales jerarcas. Estos caudillos siguen asegurando con entonación inocente que lo suyo ha sido mala suerte y que la culpa la tienen los banqueros, a veces también llamados "mercados". Los físicos del medievo afirmaban que la causa por la que las semillas de opio producían somnolencia era porque poseían "virtus dormitiva". Tanta estupidez se suele pagar muy cara.

Quien quiera conocer la totalidad de los argumentos que desde la izquierda (incluso un poco extrema, para mi gusto) se pueden presentar en contra del nacionalismo socialista de las provincias periféricas, tiene ahora la herramienta suprema, el último libro de Félix Ovejero, La trama estéril (Montesinos), es un implacable trabajo que desmonta uno por uno los disparates, errores, mentiras, ignorancias, bajezas y disimulos del nacionalismo vasco y catalán. La pavorosa erudición de Ovejero le hace realmente temible incluso frente a especialistas de cierta entidad, como Albert Branchadell, teórico oficial del nacionalismo catalán. Ovejero es un racionalista riguroso y no deja rincón mítico sin demoler en la espesa teoría nacionalista. Su libro, recién publicado, es ya un clásico.

Esta es una de las razones de la debacle del PSOE, la de haberse juntado con lo más reaccionario de España. Hay otra de igual calibre: haber admitido las simplezas del progresismo pánfilo, enfermedad infantil del universitario, del diputado y del periodista. Sobre este particular error hay también una lectura muy recomendable para constatar cómo la majadería políticamente correcta puede destruir a un partido que había sido intelectualmente sólido. En sus apasionantes memorias, tituladas Hitch-22 (Debate), Christopher Hitchens da cuenta de su paso juvenil por la extrema izquierda, del abandono de la ortodoxia comunista para abrazar el trotskismo (corriente que en Gran Bretaña tiene un recorrido muy singular), sus simpatías por el laborismo más izquierdista, y cómo poco a poco fue comprendiendo que la izquierda británica carecía de ideas, se había corrompido, había sido tomada por burócratas oportunistas y había logrado destruir la extensa e intensa tradición moral socialista hasta convertirla en una papilla para gente moralmente desdentada.

Al parecer los socialistas españoles han perdido varios millones de votos. Tengo el convencimiento de que la mitad se han ido porque no pueden soportar dar su consentimiento a gente como Eguiguren, Chaves, Blanco o Montilla y creen un disparate tomar a Carme Chacón por un talento político con futuro. En ese futuro prefieren no estar presentes. Cualquier otro futuro es mejor.

La otra mitad se ha ido porque no aguanta la hipocresía, que es un vicio eclesiástico. Instituirse, como ha pretendido Zapatero, en el salvador de todos los agraviados (y agraviadas) del mundo, cuando en realidad a lo que aspira es a indultar banqueros tramposos, eso es de todo punto insoportable.

Que se aclaren, que se modernicen, que se pongan al día, que se renueven, que se limpien de vagos, analfabetos e indeseables, que renuncien a los cromos de la guerra civil, y quizás se les pueda recuperar dentro de ocho años.

(Nota: Según suele ser habitual, recibiremos ahora muchos mensajes de los empleados de la Generalitat. Hagan ustedes como si nada).

Falazmente


Han heredado y actualizado ese programa cívico: la defensa del bilingüismo, es decir, de la realidad social del uso de dos lenguas en Cataluña, que no es una imposición franquista ni de Felipe V, como pretende falazmente la propaganda nacionalista, sino una situación de hecho con varios siglos de antigüedad y, sobre todo, gran extensión social.


Movimientos cívicos, CARLOS MARTÍNEZ GORRIARÁN

domingo, 27 de noviembre de 2011

San Jorge y el dragón


La opinión de Rosa Díez en su blog.


A lo largo de estos últimos meses he recorrido España un par de veces explicando nuestras propuestas y escuchando las preocupaciones y sugerencias de los ciudadanos. El denominador común de esos eventos ha sido la participación espontánea de los asistentes, el lleno absoluto de los salones, el alto porcentaje de jóvenes, la emoción y la esperanza reflejada en la voz y la expresión de quienes tomaban la palabra

Cada día algún joven nos contaba su experiencia y su frustración por no poder desarrollar en nuestro país la formación que había recibido; cada día personas de mediana edad analizaban la falta de expectativas de la gente de su generación cuando perdían el empleo y nos llamaban la atención sobre el riesgo de exclusión social de sus hijos; cada día alguien nos exigía que no toleráramos la impunidad de quienes habían arruinado las Cajas de Ahorro y ahora se iban con pingües pensiones e indemnizaciones; cada día alguien denunciaba que la Ley de Dependencia no se aplicaba en su Comunidad; cada día alguien alertaba sobre los fraudes y las corruptelas; cada día exigían que se cambiara la ley electoral, que se abrieran las listas, que se limitaran los mandatos… Una buena lección práctica para aquellos que han olvidado lo mucho que tenemos en común los ciudadanos de una nación llamada España.

He sentido la emoción compartida ante una aventura que se nos antojaba tan ardua como necesaria de acometer. He escuchado la palabra “esperanza” en cada rincón de España; he visto sonrisas radiantes y ojos brillantes; he oído hablar a personas mayores reconociendo que sus hijos o nietos les habían llevado a escuchar un discurso político porque querían que recuperaran la “fe” en la política; he visto a chavales emocionados y felices celebrar sus primeras elecciones y sus ganas de participar en ellas…

Cuando hemos hablado de los vínculos de ciudadanía siempre ha sonado un aplauso que entrelazaba a esos centenares de personas desconocidas entre si que se sentaban una cerca de otra buscando, sin saberlo, sentirse parte de esa mayoría de españoles que reivindican un discurso común. Cuando hemos hablado de la necesidad de que exista en España un partido inequívocamente nacional que defienda el Estado como instrumento imprescindible para garantizar la igualdad, la gente ha asentido de forma abrumadora. Cuando hemos explicado la necesidad de defender los símbolos de orden constitucional porque son los que representan nuestros derechos políticos –ver una gaviota cuando paseamos por la costa no nos llama la atención pero para un naúfrago representa que la tierra está cerca- todos han entendido que nada es más patriótico que la defensa de la libertad y la igualdad. Cuando apelado al libre albedrío para definir la sociedad en la que queremos vivir y la que aspiramos para nuestros hijos, todos hemos convenido que no hay nada que se nos pueda resistir si de veras queremos hacerlo, que sólo quien no se arriesga a ganar ha perdido para siempre la batalla.

Hoy, una semana después de que las urnas se hayan cerrado y el recuento haya sido hecho, doy las gracias a todos los que habéis hecho posible lo que hace nada parecía un sueño. Hemos aprendido que no hay temor mayor que el que está en nuestra cabeza, que la única barricada imposible de sortear es aquella que nosotros mismos construimos. Y releyendo a Chesterton, he buscado un pasaje de “El ángel rojo”, un breve relato en el que ensalza el valor pedagógico de los cuentos de hadas:

“Veo que verdaderamente hay personas que creen que los cuentos de hadas son perniciosos para los niños…Si les ocultáramos los duendes y los espectros a los niños, los crearían ellos mismos. Un niño pequeño es capaz de imaginar monstruos demasiado negros y grandes para tener cabida en un cuadro…El temor no procede de los cuentos de hadas; el temor procede del universo alma.

Así que los cuentos de hadas no son responsables del temor infantil, ni de ninguna otra variedad de temor; los cuentos de hadas no le inspiran al niño la idea del mal o de la fealdad; eso está ya en el niño, porque está en el mundo. Los cuentos de hadas no le proporcionan al niño su primera intuición de la existencia de los espectros. Lo que le proporcionan por vez primera es la intuición clara de que es posible derrotarlos. El bebé conoce íntimamente al dragón desde que tiene imaginación. Lo que le presta el cuento de hadas es un San Jorge para matar al dragón.

Es lo que hace exactamente el cuento de hadas: acostumbrarlo, mediante una serie de imágenes sencillas, a la idea de que los terrores ilimitados tienen límites…”

Bueno, pues esa sería una de las enseñanzas: al contrario de lo que ocurre en las novelas modernas, en los cuentos de hadas el universo se vuelve loco, pero el héroe no. Los héroes –los san jorges- de este tiempo sois el millón ciento cuarenta mil doscientos cuarenta y dos ciudadanos que decidisteis vencer al dragón con el arma más poderosa que existe: el ejercicio de la libre determinación. Sois los héroes cuerdos embarcados en esta aventura loca de la regeneración democrática en España.

Gracias.

Es el momento de ser valientes

La opinión de Albert Boadella en La Razón.


Desde la transición, España ha padecido un retroceso sustancial en la igualdad entre los ciudadanos. Detalles como la lengua, la educación y las ventajas fiscales entre unos territorios y otros son algunas de estas desigualdades que se notan mucho más ahora, bajo estas circunstancias económicas, en las que se necesita una política estrecha y común. Existe un control razonable de las comunidades, pero Cataluña y el País Vasco siempre tienden a romper la baraja. Una actitud que únicamente busca colocar a España en una constante subversión constitucional. Estas regiones funcionan en sentido contrario al resto y eso conlleva un desgaste enorme para el conjunto de la sociedad.

El próximo Gobierno, más tarde o temprano, tendrá que afrontar las propuestas de autodeterminación que le van a arrojar sobre la mesa estas dos regiones. Es evidente que le plantearán el problema. La territorialidad es un problema esencial. Más importante para el país que el económico. Sin un Estado fuerte no vamos a ir a ninguna parte.

El gobierno del Estado español tiene que generar a partir de ahora una política de igualdad absoluta. Recuperar competencias, como la de educación. No puede ser que se eduque a los alumnos según la versión que se quiera dar de la historia en cada una de las partes de la nación. Sobre todo cuando, muchas veces, va contra el propio Estado. También tiene que haber una política de aplicación de la ley y no aceptar ninguna clase de chantaje. Se está en disposición para no tener que asumirlo, sobre todo, como parece, si el lenguaje de las armas calla y las minorías parlamentarias que condicionaban antes al Gobierno central carecen ahora de esa oportunidad. Existen dos posibilidades para que se acabe con el problema de la autodeterminación. Decir: con nosotros o fuera de nosotros. O en casa, o fuera de casa. Creo que si los nacionalistas se encontraran en una situación de estas características se pensarían seriamente sus peticiones. Si soy yo el que digo que te vayas, por lo general, las cosas empiezan a tomar otro cariz. España tiene que ser valiente en esta decisión de una vez por todas. No se puede aguantar un problema que constantemente está desuniendo y creando problemas económicos. Así no vamos a ir nunca a ninguna parte.

El sistema de división de las autonomías, considero, fue un error. Pero, una vez que se ha cometido el error, una vez que se ha hecho ley, no digo, por supuesto, que hayan aparecido algunas ventajas. Como la aproximación de la administración a la ciudadanía. Aunque, en el fondo, fue una equivocación. Por eso ahora se requiere una decisión más valiente. Si Cataluña y el País Vasco tienen unas peculiaridades especiales, algo sobre lo que discrepo, se hubiera podido mantener un régimen especial. Esto habría estado mejor, porque el Estado mantendría su fortaleza al conservar el ochenta por ciento del conjunto del Estado, que ahora es muy débil, porque todo está traspasado. La prueba es que existen Ministerios que no tienen ningún sentido. Además, con el paso de los años, se ha ido agravando la cuestión de las autonomías por la deslealtad de estas dos regiones frente a una idea común.

La consecuencia es que resulta muy dificil plantear unas decisiones económicas que pasan por una enorme austeridad. Sobre todo cuando los sistemas de propaganda de estas regiones continúan. Hay que insistir en que todavía sigue la propaganda institucional secesionista, las inversiones lingüísticas y las embajadas de unas autonomías que se todavía se aprovechan económicamente. Se recorta de los funcionarios, pero no se ha reducido ni un céntimo la financiación de estas políticas. Si se quiere situar el Gobierno en un ángulo más austero hay que eliminar esto. Es algo que hay que tratar seriamente y de una forma radical, porque estas fórmulas desgastan mucho y porque han logrado dos generaciones educadas en el odio a España. Dos generaciones a las que se ha inculcado que España es el enemigo común. Ahora lo que hay que ver es cómo rehacer la trama en el conjunto de una nación que aún desea vivir en común.

Solamente si la situación económica empeora y se vuelve muy precaria es posible que todos estos delirios se calmen por vía del bolsillo y pasen a segundo término. Pero tendría que ir a mucho peor. Si Europa soluciona sus problemas a nivel político –y tiene que unirse políticamente por mucho que anden con juegos–, estas regiones tratarán de formar parte de esos estados europeos. Querrán integrarse entre ellos como Kosovo, porque, en el fondo, les importaría menos formar parte de Alemania o de Inglaterra que de España. Han inventado una gran paranoia y, claramente, son víctimas de esta paranoia.

Mapas lingüísticos

La opinión de Jesús Royo en La Voz Libre.


Sobre las eleccionesdel 20N: felicidades a los ganadores, solidaridad a los perdedores, bienvenidos los nuevos grupos. Y felicidades a los ciudadanos en general, depositarios de la soberanía. Votar siempre es una fiesta. Las valoraciones, las proyecciones, las estimaciones, que las hagan plumas autorizadas. Yo me apeo aquí. Vuelvo a mi tema, las lenguas. Hoy mi tema es la relación entre lengua y territorio, o sea los mapas lingüísticos.

Nuestros nacionalistas suelen tener pasión por los mapas lingüísticos: les gustan más que a un tonto un lápiz. Podemos comprobarlo en “la casa de les llengües”, un mamotreto carísimo y pomposo que se está edificando en el barrio 22@ de Barcelona: visiten la página http://www10.gencat.net/casa_llengues/AppJava/es/index.jsp y vean en qué se están gastando nuestros dineros. ¿Y saben por qué les encanta poner las lenguas en mapas, con sus fronteras y sus colorines? Pues porque un mapa significa homogeneidad territorial. Todos los mapas indican eso: homogeneidad interna de las unidades cartografiadas. Incluso los mapas más variables, los del tiempo, indican una homogeneidad territorial: la misma presión, la misma temperatura, el mismo oleaje en un determinado lugar. Si tenemos un anticiclón en Cataluña, lo tienen igual en Reus y en Tarragona. Y si mediante un zoom llegamos a distinguir entre el tiempo en Reus y en Tarragona (una tormenta localizada, o la temperatura diferente en las dos ciudades, o la humedad del aire) debemos suponer que el tiempo es el mismo en las diversas calles de cada ciudad, o en las plantas de un mismo edificio. Aun así, en teoría podríamos llegar a dibujar un mapa con el microclima de cada calle de cada ciudad, porque las calles están ahí y no se mueven. ¿Pero cómo se puede hacer un mapa de los rubios, o de los habilidosos, o de los granujas? Pues la lengua pertenece a este género de cosas: es algo personal. Los territorios no hablan, ni las regiones, ni las ciudades, ni las calles ni los edificios. Solo hablamos las personas. Lo de “lengua territorial” tiene el mismo valor que “religión territorial” o “raza territorial”.

Un mapa lingüístico solo tiene sentido si la gente no cambia de lengua, y si la gente no se mueve de sitio. Pero en nuestra sociedad, los usos lingüísticos son casi todo menos territoriales, y por eso un mapa lingüístico es aberrante. Lo mismo hay que decir de la lengua propia, que en realidad significa “propia de un territorio”. Hay mapas -yo los he visto- en que se dice que en Nueva York se habla no sé si en iroqués o en algonquino: no en inglés. Eso es excusable entre lingüistas, que intentan reflejar el habla documentada de los indígenas. Otra: los indígenas solían ser nómadas, y por lo tanto su relación con el territorio era más bien etérea, fluctuante y circunstancial. Pero lo que sería justificable entre académicos, el mapa lingüístico, en manos de los nacionalistas se vuelve una pancarta reivindicativa, la reclamación de una legitimidad. Y, en consecuencia, la negación de legitimidad a las “lenguas intrusas”. Aplicado a Cataluña: el castellano -la lengua mayoritaria de los catalanes, recordémoslo-, es, según los mapas, una lengua intrusa. La única lengua legítima, según los mapas, es el catalán. Esa idea está muy arraigada. No hace tanto tiempo se la oí a Cristina Almeida, ilustre diputada del PCE, para justificar la política escolar catalana: “Los niños catalanes deben aprender en catalán, ¡claro!”. Lo que desconocía -o simulaba desconocer, quizá- era que, hoy en día, “en catalán” significa “en lengua castellana y catalana”. Y por este orden, si queremos ser democráticos.

Los mapas lingüísticos tienen el mismo valor que los mapas religiosos: ninguno. A estas alturas, nadie se atreve a decir “esta tierra es cristiana”. Pues lo mismo con las lenguas. La lengua va con la persona, y punto. Elemental.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Hegemonía asfixiante


Nuestro Estado de derecho no está a la altura del desafío. Funiona mal, y una de las consecuencias de sus deficiencias es que algo como ETA haya sido capaz de tanta y tan negativa influencia durante más de treinta años tras la muerte de Franco, condicionando la política española a través de sus relaciones con los nacionalistas considerados democráticos, fuera en el Pacto de Lizarra con el nacionalismo vasco, fuera en los acuerdos con ERC para declarar una tregua en Cataluña a cambio de sumar fuerzas por la autodeterminación. Todos los nacionalistas separatistas han exploatdo las concesiones obtenidas por el nacionalismo vasco en beneficio propio. Así se ha extendido el prejuicio de que sus ganancias se convierten automáticamente en derechos irreversibles, y que la única política posible en la suya, degenerando hasta situaciones de hegemonía asfixiante como la instalada en Cataluña.


Movimientos cívicos, CARLOS MARTÍNEZ GORRIARÁN.

Nivel de castellano


La carta de una lectora publicada en El Periódico de Catalunya.


Llevo muchos años en el mundo de la educación y sé que con sólo dos horas semanales un niño de Catalunya no puede dominar igual de bien el castellano que un niño del resto de España que da 30 horas semanales en castellano. La soltura y el dominio de gramática y ortografía no pueden ser los mismos. Mas y Rigau siempre mencionan las "elevadas" notas de castellano en selectividad. Pero cualquiera que haya hecho selectividad en Catalunya sabe que la Generalitat siempre pone el examen de castellano mucho más fácil que el de catalán para que las notas de castellano salgan altas y utilizarlas políticamente. Con todos los respetos, señor Mas y señora Rigau, pero estas notas no cuelan.


Pilar González
Barcelona

viernes, 25 de noviembre de 2011

1.895 hospitalenses


1.895 hospitalenses votaron a UPyD la semana pasada, 1.895 hospitalenses que optaron por la mejor opción política, 1.895 hospitalenses que creen en una España solidaria... que quieren una España mejor.

jueves, 24 de noviembre de 2011

miércoles, 23 de noviembre de 2011

martes, 22 de noviembre de 2011

lunes, 21 de noviembre de 2011

5 ciudadanos al servicio de España


Rosa Díez


Carlos Martínez Gorriarán.


Álvaro Anchuelo.


Irene Lozano.



Y Toni Cantó.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Gracias

viernes, 18 de noviembre de 2011

miércoles, 16 de noviembre de 2011

martes, 15 de noviembre de 2011

Votemos a UPyD

Es la hora de Rosa Díez

La opinión de Jesús Royo en La Voz Libre.



Este viaje voy a votar a Rosa Díez. Soy socialista, como ella, desengañado del PSOE, como ella, y como ella creo que nuestra democracia necesita un baldeo profundo, una regeneración. El momento no está para el voto militante de derechas ni de izquierdas: no hay margen. Nos daríamos con un canto en los dientes si llegamos al verano dentro del euro y con las cuentas (algo) saneadas. Lo de Italia y Grecia no es una mala opción: un gobierno tecnócrata, de sabios, que no cometa (muchos) errores. Sólo eso: y que no esté pendiente de los sondeos, que no nos regale cuatrocientos euros un mes antes de las elecciones. Que no cometa errores, y que corrija los que se han acumulado en los gobiernos partidarios. Los partidos que se han ido alternando en el poder han dejado a nuestra pobre democracia hecha unos zorros, más tocada que el 'aserejé' de hace unos cuantos veranos. Los mayoritarios, por usar y abusar del poder, hacen todo para llegar a él, y todo y más para mantenerse en él. Los partidos locales, hacen lo mismo pero en su coto particular, dando una nueva versión del caciquismo de hace cien años.

Frente al desprestigio del PSOE y el PP y el particularismo de los CiU, PNV, CC, etcétera, es la hora de los minoritarios de ámbito nacional: IU y UPD. Ambos partidos tienen a su favor el no haberse quemado en la gestión, el poder hablar alto y claro y en nombre del bien común, del sentido común, de lo común a todos, del hombre común: el 'uomo qualunque' como dicen en italiano. Todos somos un 'uomo qualunque'. Y ambos, IU y UPD, son partidos perjudicados por el reparto de escaños. IU, con cerca de un millón de votos, solo obtuvo dos escaños, mientras el PNV, con 300.000 tiene seis escaños: casi diez veces más. El escaño medio, del PP y del PSOE, está a 67.000 votos. Pero al PNV cada escaño le cuesta muy barato: 51.000votos; a NafarroaBai 62.000; a CIU 78.000; a CC 87.000; a ERC 99.000; al BNG 106.000. Pero el escaño de UPD costó 306.000 votos, y los de IU salieron a 485.000 cada uno.

Está claro que nuestro sistema potencia el poder local, y castiga a los partidos de ámbito nacional. Eso es un disparate, y explica por qué toda la política española está siempre pendiente de los grupos nacionalistas. Y los grupos nacionalistas, nada, a verlas venir y a barrer siempre para casa. Y encima quejándose y con el cuento de la lagrimita. El esquema “bipartidismo nacional combinado con circunscripciones pequeñas” siempre nos dejará a los pies de los caballos nacionalistas, excepto cuando uno de los dos grandes partidos tenga mayoría absoluta. Cuenta Jiménez de Parga que en la Alemania Federal tuvieron ese mismo problema con Baviera: los partidos nacionales siempre dependían del partido bávaro para formar gobierno. Y lo resolvieron haciendo que el umbral para sacar diputados (en España es del 5%) no fuese de cada circunscripción, sino del conjunto del país. Quizá esa fuera una manera de resolver esta aporía. O quizá mejor, constituir una circunscripción general, adonde vayan a parar todos los restos de votos de las provincias. Allá se diluirían las hegemonías locales, que ahora gozan de una relevancia desproporcionada.

Hay que regenerar nuestra democracia, no con orgullos patrios ni regates en corto. El viejo ideal republicano de la igualdad: la misma ciudadanía para todos. Eso es compatible con el principio federal: fraccionar lo que es mejor que se fraccione. Pero no tiene nada que ver con la competencia desleal de los territorios, una especie de tonto el último, el campi-qui-pugui, que decimos en catalán. Nada que ver con el chantaje de “me das lo que pido, o me voy”. Lo federal es la lealtad mutua. Lo federal es una unión aún más fuerte.

domingo, 13 de noviembre de 2011

UPyD "no se arruga ante nadie" y no se sonroja de ser español

Pilar Barriendos en ABC


Entrevista en ABC a Pilar Barriendos, cabeza de lista de UPyD por Barcelona.



-Su propuesta estrella es la recentralización de competencias cedidas a las comunidades autónomas en Sanidad y Educación.
-Y Justicia, Medio Ambiente... pero estas dos son las principales.
-¿Por qué?
-Creemos que no podemos tener 17 sistemas de sanidad diferentes, 17 modelos de educacón, etc. Porque es más caro y porque se están produciendo desequilibrios en la atención que se presta. En el caso de la sanidad, tenemos un ejemplo con la vacunización del papiloma de las niñas. Aquí se hizo con niñas hasta los once años, y en el resto de España, hasta los catorce años, con lo cual hubo una franja de niñas en Cataluña que quedaron al margen, a no ser que fueran a la privada pagando más de 500 euros.
-¿Esa es también su fórmula para ahorrar?

-Un Estado no se puede permitir 17 de todo, desde agencias de transporte a servicios meteorológicos. La gestión económica, que ha sido pésima, nos vendrá impuesta por Europa, pero pasar la tijera corresponde al Gobierno. Hay que acabar con las duplicidades, con lo que eso genera de cargos de confianza y más gasto.
-Son muy críticos con el modelo de inmersión lingüística de Cataluña, ¿cuál es su propuesta para mantener el derecho a ser educado en catalán sin pasar por la inmersión?
-Proponemos que en la educación obligatoria los padres escojan en qué lengua se educan sus hijos, asegurando que al final del ciclo educativo conozcan las dos lenguas oficiales.
-Ha empezado la campaña y nadie parece acordarse de la interlocutoria para que la Generalitat aplique la sentencia del Tribunal Supremo sobre el uso del castellano como lengua vehicular en la enseñanza.
-Es un disparate que un presidente de la Generalitat pueda decir que no acata una sentencia, pero es todavía más grave que el Congreso cuestione la sentencia. En un Estado de derecho las leyes están para cumplirlas. Por eso nosotros estamos por una reforma de la justicia, para despolitizar el CGPJ, el Constitucional y la Fisaclía General del Estado.
-También piden el cierre de TV3.
TV3 está al lado del Hospital Comarcal del Baix Llobregat en el que se están haciendo ERE´s. Hay que preguntar a la gente que prefiere: tener teles o una buena sanidad.
-El PP ha prometido cerrar las autonómicas y crear
un único canal con desconexiones.

-El problema de los dos grandes partidos y en eso son iguales PP y PSOE, es que cuando han tenido el poder no han hecho nada. ¿Por qué no han reformado la Justicia o han evitado duplicidades? Y Telemadrid sigue ahí.

sábado, 12 de noviembre de 2011

viernes, 11 de noviembre de 2011

Preocupados por mantener los 17 chiringuitos

Regenera la democracia

Un video elaborado por el grupo de estudiantes de UPyD Catalunya.


martes, 8 de noviembre de 2011

Pilar Barriendos en L´Hospitalet de Llobregat


Esta tarde a las 19 h.L´H ESpai de Debat organiza en en Teatre Barradas un debate elctoral con la intervención de: José Vicente Muñoz (PSC), Carles Campuzano (CiU), Maria Àngels Esteller (PPC), Joan Tardà (ERC), Laia Ortiz (ICV-EUiA) Y Pilar Barriendos cabeza de lista de UPyD por Barcelona.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Hablamos de una igualdad que no va en contra de nadie

Rosa Díez rechaza los votos de castigo y reivindica las listas abiertas

Manuel Alba, candidato de UPyD por Tarragona.

Una rosa para Rosa

La opinión de Mario Varags Llosa en El País.


Tener casi cinco millones de parados como le ocurre a España es una tragedia para cualquier país, y, sobre todo, para una sociedad que hace apenas ocho años era la historia feliz de Europa, un país de una economía pujante que muchos envidiaban y un ejemplo flagrante -para América Latina en particular y el Tercer mundo en general- de que, con estabilidad, democracia y políticas acertadas un país puede quemar etapas y, en un período relativamente breve, alcanzar altos niveles de trabajo y bienestar.

Nadie duda de que en las cifras escalofriantes del desempleo español ha tenido un efecto la crisis financiera que desde hace más de tres años padece el mundo occidental. Pero nadie puede ser tan ingenuo de creer que ésa es la única causa, ni siquiera la principal, de semejantes niveles de paro, pues, si fuera así, ¿por qué el resto de Europa no padece un fenómeno parecido? Ni Grecia, en su descenso imparable a los abismos, alcanza un desempleo semejante. De otro lado, una reciente investigación comprueba que en la actualidad España es el país de la Unión Europea donde las diferencias económicas son más grandes (es decir, donde los ricos son más ricos y los pobres más pobres) y que el altísimo paro juvenil –un 48%- difícilmente podría empezar a disminuir antes de tres años.

La razón principal de semejante desastre es una política económica errática, imprudente, y la obstinación del gobierno socialista en negar la existencia de la crisis a lo largo de más de un año, lo que le impidió tomar las medidas correctivas que hubieran moderado la caída y acortado el período de recuperación de la economía. Los pronósticos sobre lo que ésta tardará varían, pero todos coinciden en que el año que se avecina será todavía más duro que el que se va.

El gobierno español va a ser sancionado en las elecciones del 20 de noviembre por este fracaso y es natural que así sea. Vale la pena recordar que sólo en las democracias estas sanciones electorales son posibles y, también, que, por fortuna, pese a los quebrantos económicos, la democracia española goza de excelente salud. Las encuestas dicen que el principal partido de oposición, el Partido Popular que lidera Mariano Rajoy, volverá al poder y, casi seguramente, con mayoría absoluta.

Me alegro de que sea así porque creo que el Partido Popular cuenta con el mejor equipo de economistas y las ideas más claras para enfrentar el difícil y sacrificado reto que será llevar a cabo las reformas radicales necesarias. Esperemos que cuente también con el coraje que hará falta al próximo gobierno si de veras quiere sacar a España del marasmo económico en que se encuentra, devolverle el dinamismo que tuvo durante los ocho años del gobierno de José María Aznar, y la confianza en el futuro que esta crisis ha hecho añicos.

Pese a todo ello, en estas elecciones no votaré por el Partido Popular sino por Unión Progreso y Democracia (UPyD), el partido que lidera Rosa Díez, por razones que me gustaría explicar en este artículo.

Tengo una desconfianza instintiva a las mayorías absolutas, que pueden alentar iniciativas arbitrarias y hasta autoritarias en los gobiernos que las detentan. En el caso español, me preocupa que, si el PP la obtiene, su ala más conservadora, impulsada por razones religiosas, empuje al gobierno de Rajoy a deshacer, o aguar hasta vaciarlas de contenido, las reformas sociales más avanzadas aprobadas por el gobierno de Rodríguez Zapatero y que, a mi juicio, han hecho progresar la cultura de la libertad en España, como la ley que autoriza los matrimonios gays, la ampliación de la ley del aborto y los derechos de la mujer, temas en los que hoy España se encuentra a la vanguardia. UPyD es un partido claramente comprometido con reformas genuinamente liberales de esta índole y estoy seguro de que las defenderá con convicción en el parlamento. Por eso, si el PP no obtuviera la mayoría necesaria para gobernar solo y necesitara de alianzas, UPyD sería el aliado ideal. En todo caso, preferible a los partidos nacionalistas, cuyo apoyo se hacen pagar carísimo y, siempre, con concesiones favorables a su idea fija, la independencia, es decir, la desintegración de España. Como estoy absolutamente convencido de que, si ello ocurriera, la causa de la libertad retrocedería tanto en el País Vasco como en Cataluña, y de que éste será el problema más serio que deberá enfrentar España en el futuro inmediato, creo importante apoyar a un partido que, como UPyD, tiene sobre este asunto posiciones absolutamente lúcidas.

Desde que nació como organización política, ha combatido al nacionalismo -a los nacionalismos- con resolución y sin complejos. Y ha sostenido que, tal como funciona en la actualidad el régimen de las 17 autonomías, aquel riesgo de desintegración se va acentuando. Y que, por ello, debe ser reformado, sin poner en peligro la descentralización, pero recuperando el Estado algunas competencias como las relativas a la educación, la salud y la justicia, sin las cuales es quimérico que haya una política coherente y homogénea a nivel nacional, y recortando las burocracias que conducen a la anarquía administrativa, el despilfarro fiscal y el deterioro de los denominadores culturales y sociales que sostienen la cohesión nacional.

Por otra parte, UPyD es el único partido en estas elecciones que ha incorporado a su plan de gobierno una cláusula comprometiéndose a apoyar a la oposición democrática que lucha por liberar a Cuba de cincuenta y dos años de dictadura. También en este campo es imprescindible rectificar la política del gobierno socialista que, en lo que concierne a la tiranía cubana, ha sido de una tolerancia rayana con el celestinazgo cuando, a cambio de la liberación algunos presos políticos, intentó (sin éxito, felizmente) que la Unión Europea retirase las moderadas sanciones que aplica a la satrapía caribeña.

No digo que UPyD sea un partido liberal, pero es lo que más se le parece en el ámbito español. Acaso no tanto en lo que concierne a la economía, aunque su plan de gobierno se orienta a defender una economía libre basada en la competencia, sin privilegios ni populismo, como en sus convicciones democráticas, en sus posturas tolerantes, en la diversidad que admite y fomenta entre sus afiliados –un espectro ideológico que va de la socialdemocracia al liberalismo, pasando por el centro cristiano o laico y hasta con pequeños destellos anarquistas –lo que da a esta formación política un aire fresco, joven, renovador, idealista, sano, desprovisto del cálculo y los apetitos que suele enquistar el tiempo en los partidos políticos.

La mejor credencial de UPyD es Rosa Díez, su portavoz y fundadora, a quien los ciudadanos españoles suelen dar los mejores calificativos entre los líderes políticos. Esta mujer menudita y de ojos efervescentes tiene convicciones muy firmes y ha demostrado a lo largo de su vida pública, como un puñado de políticos vascos democráticos, un coraje a prueba de terroristas y fanáticos que despierta mi admiración. Ha visto el riesgo que representa para la supervivencia de España y de la democracia el nacionalismo identitario, y ha criticado siempre las concesiones que le han hecho los gobiernos y salido al paso a toda política que, a cambio de trapicheos o pequeñas concesiones retóricas, entregue la libertad de comunidades enteras al secuestro colectivista que ese nacionalismo representa.

Rosa Díez es lo que Max Weber llamaba un "político de convicción". Ella y su partido merecen una presencia mayor en el ámbito nacional. Su empeño es devolver a la política la solvencia moral y la confianza que depositan en ella los ciudadanos de una democracia que ven en la acción política el instrumento más eficaz y menos violento para mejorar el nivel de vida de la gente, corregir lo que anda mal, impulsar la igualdad y la justicia. Esta confianza, tan vigorosa en los años de la transición, se ha ido enfriando en España con la feroz crisis económica, y en las nuevas generaciones va surgiendo un pesimismo que se traduce a veces en un rechazo de las reglas de juego de la democracia.

Esto explica la deriva que ha ido tomando el movimiento de los "indignados". En un primer momento la simpatía de la opinión pública fue grande hacia esa movilización de jóvenes que, luego de recibir una educación y prepararse, a veces con enormes sacrificios, para entrar en el mercado laboral, lo encontraban cerrado y sin perspectivas de encontrar un trabajo digno por quién sabe cuántos años. Muchos vimos en ese período inicial en el movimiento de "indignados" una inyección de energía para la democracia española. Pero pronto el movimiento desbordó sus cauces originales, y, espoliado sin duda por grupos extremistas, ha ido adoptando unas consignas tan anacrónicas como la estatización y el dirigismo económico, y la sustitución de la legalidad parlamentaria por la legalidad de la calle y la acampada. Ese camino sólo puede conducir al deterioro y hasta el desplome de lo más precioso que tiene hoy España: la democracia que recuperó luego de cuarenta años de dictadura.

Las elecciones del 20 de noviembre son una magnífica oportunidad para comprobar que la democracia sí funciona y que es el único sistema que permite renovar los gobiernos, las políticas y las leyes de manera civilizada. Para ello hay que confiar en las urnas y no equivocarse a la hora de elegir.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Spot UPyD Elecciones generales 2011

Javier Capitán: "Me he dado cuenta de que votar en blanco es inútil"

Debate entre Toni Cantó y Esteban González Pons

Vendiendo catalanismo en andaluz


Hoy vuelve Felipe González a L´Hospitalet de Llobregat. Parce mentira pero pasan los años, pasan las décadas y Felipe vuelve a pasear su gracejo andaluz para vender catalanismo. Una vez más el ferviente admirador de la inmersión lingüística en Catalunya volverá a vender la moto a multitud de inmigrantes andaluces. Afortunadamente cada vez engaña a menos gente. Y una vez más el Consejero de Gas Natural se quitará la corbata para hacer creer que es uno más entre ellos. Ser catalanista no es malo, ni votar al PSC tampoco pero si no eres nacionalista y votas al PSC, háztelo mirar.

Los ciudadanos, en un país democrático, tienen derechos políticos

jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Estamos de acuerdo con la situación del sistema de justicia en España?


Otro gran apartado la justicia. ¿Estamos de acuerdo con la situación del sistema de justicia en España? ¿Estamos satisfechos? ¿Nos parece que no es mejorable? ¿No hay una reclamación ciudadana creciente (aunque no esté articulada) de que la justicia tenga más autonomía respecto del poder político? ¿No tendríamos que revisar cómo se puede dotar a la justicia de más autonomía respecto del poder político? ¿A ustedes les parece normal que el Consejo General del Poder Judicial termine estando constituido por delegados de los partidos polítcos? ¿A ustedes les parece normal que el Fiscal General del Estado tenga tan poca autonomía del poder político que lo nombra que ese poder tenga capacidad de facto para paralizar una ley, como la Ley de Partidos, o de paralizar a los fiscales? es que no es normal, es que eso hay que revisarlo. No es bueno, ni para quienes quieren administrar justicia con criterios de independencia ni, desde luego, para el país.


Rosa Díez en el discurso de presentación oficial de UPyD.

Queremos ser iguales ante la ley


Ha llegado el momento de que los ciudadanos hagan oír su voz frente a este tipo de cosas. Tenemos que hacer oír nuestra voz para decir: "Nosotros queremos ser iguales ante la ley y tener leyes iguales para todos". Y, naturalmente, igualdad no es solamente igualdad en el sentido territorial y en el sentido del enfrentamiento contra el nacionalismo.


Fernando Savater en el discurso de presentación de UPyD.

En una democracia todos estamos metidos en política

Política secuestrada


Nos parece que los ciudadanos tienen que recuperar la política de quien la tiene secuestrada. La política está secuestrada por los grandes partidos políticos, en el sentido de que el control que tienen los ciudadanos respecto a sus cargos electos es absolutamente nulo. No es control previo, ni posterior; es, sencillamente, nulo. Los cargos políticos se deben a las estructuras de los partidos. No hay nada más antidemocrático que eso, porque un cargo público se debe a los ciudadanos que le han elegido. Los partidos políticos te ponen en las listas, te convierten en candidato; pero en diputado, en senador o en concejal te convierten los ciudadanos. Y aquí, en España, una vez que han votado, se acabó la historia. Una vez que los ciudadanos votan, el cargo electo se convierte en algo "al servicio de...". Los partidos políticos incluso creen que les pagan ellos el sueldo a los concejales, a los senadores y a los diputados.


Rosa Díez en el discurso de presentación oficial de UPyD.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

martes, 1 de noviembre de 2011

Derecho a la escolarización en lengua materna


Promover cuantas medidas políticas aumenten y refuercen la calidad de la educación pública laica y de la investigación científica y se opongan a la difusión del fanatismo y de la ignorancia, incluyendo la introducción de asignaturas concebidas para enseñar los principios éticos y políticos comunes a todos los españoles con independencia de su lengua materna, lugar de residencia o creencias religiosas e ideológicas. En este sentido, reclamaremos el escrupuloso cumplimiento del derecho a la escolarización en la lengua materna, atacado y negado en varias comunidades autónomas, y nos opondremos a toda medida de discriminación política y social basada en supuestos lingüísticos considerados nomalizadores por el nacionalismo, defendiendo en cambio la normalidad de la prevalencia de la lengua común sobre la particular, que si bien debe ser reconocida, protegida legalmente y empleada por la Administración para garantizar el bilingüismo donde éste exista realmente, de ningún modo debe imponerse a los ciudadanos como requisito indispensable para ejercer cualquier empleo público o tener un negocio privado.


Manifiesto fundacional de UPyD

Un país de paletos


Cataluña se va a quedar convertida en un país de paletos. Si realmente expulsan a todo aquél que se quiera expresar en castellano, que es una lengua mucho más competitiva, se llegará a la degradación y a la pérdida de oportunidades para Cataluña, cosa que ya está ocurriendo.



ROSA DÍEZ